Siete grandes momentos del cine musical
Siete grandes momentos del cine musical
Por: Alexis Sebastián Méndez
El título puede ser engañoso. En realidad, son siete momentos que me gustan. La definición de “grande” es debatible, y usar “mejor” es un acto de arrogancia, pues uno no puede declararse autoridad en asuntos de gusto y estética. También sería falso llamarlo “Mis siete favoritos”, pues he tratado de no repetir las películas, sino escoger un número representativo de cada una. Así mismo, me estoy limitando a filmes musicales (por eso dejo fuera “Always Look at the Bright Side of Life”, de “Life of Brian”) y excluyo a las cintas animadas (no “Under the Sea”).
Como sea: Lo importante es levantar curiosidad en alguno de estos títulos, si acaso no lo ha probado. Sabemos que el musical es un gusto que hay que desarrollar; basta entender que los números musicales (cuando están bien integrados) no son interrupciones a la historia, sino elementos que enriquecen la trama y los personajes.
7) Dentist! – Little Shop of Horrors (1986)
Ya podemos ver que esto es una lista muy personal. Saben que soy fanático del humor negro, y esto casi nunca se asocia con el género del musical. “Little Shop of Horrors” cumple con esta inusual mezcla (ahora que lo pienso, tengo otras en la lista).
Esta canción tiene dos fortalezas. Primero, está dominada por Steve Martin, uno de los mayores genios de la comedia estadounidense. Segundo, trata sobre un hombre sádico que tiene fascinación por el dolor ajeno… así que escoge ser dentista.
6) Time Warp – The Rocky Horror Picture Show (1975)
No sería justo describir “The Rocky Horror Picture Show” como musical de humor negro, porque también es muchas cosas más: Parodia de horror, celebración del transformismo, aventura erótica de ciencia ficción. El filme tiene referencias a “Frankestein” y, como el mencionado monstruo, está creado de tantas partes que termina siendo su propia criatura.
“Time Warp” es el número más popular. Nótese el uso -adelantado de su época- de bailarines de “cuerpo normal” y la ayuda detallada a quienes son limitados en el arte del baile, para que puedan participar del número.
Otro gran instante: Susan Sarandon cantando “Touch-A Touch-A Touch-a Touch Me”, mientras pide “I want to feel dirty”. Excitante.
5) El Tango de Roxanne – Moulin Rouge! (2001)
Esta película suele ser adorada o detestada. Como pueden concluir, pertenezco al primer grupo. Sus excesos son parte del encanto que convierten este filme en una experiencia particular.
Una de sus peculiaridades, es el uso de canciones de los 70 y 80 en arreglos especiales (“Your Song” de Elton John siempre será una gran canción de amor, así que merece este tratamiento de musical). Quizás el número más memorable sea la adaptación en tango de “Roxanne”, del grupo “The Police”.
La canción es sobre el poder destructor de los celos. En este caso, el tormento de celos que deben considerarse irracionales: el protagonista se enamoró de una prostituta, y la había aceptado como tal. Dilema conocido para quienes se aceptan enamorarse de personas con parejas, profesiones que les fuerzan a interactuar con otros, o con círculo de amistades amplios.
Ah, celos. ¡Malditos celos!
4) Springtime for Hitler – The Producers (2005)
Quizás aquí estoy influenciado por la producción que pude disfrutar en el escenario de Broadway. Este musical pertenece a un teatro: la premisa es, precisamente, un musical de teatro que ha sido producido con la intención de fracasar. La versión fílmica pierde mucho de la efectividad del producto.
En cambio, el genio de Mel Brooks, aún reducido, sigue resultando en un número peculiar. La obra está basada en su filme del 1967 que le valió un premio Oscar (su memorable mensaje de aceptación: “Solo diré lo que me dice el corazón… bum bum… bum bum…”). Presentar un musical sobre Adolfo Hitler sigue siendo un acto de comedia vulgar hecha con total inteligencia.
3) Let Em’ Laugh! – Singin’ in the Rain (1952)
No hay manera que no incluya este musical cerca del tope de la lista. Lo que aleja a “Singin’ in the Rain” de que la considere como el mejor musical de todos los tiempos, es un extenso número de ballet añadido por capricho de Gene Kelly, el cual es muy elegante, pero rompe el ritmo y tono del filme. Si no, sería perfección.
Son muchos los momentos memorables (“Moses Supposes”, “Good Morning”, la canción titular), pero siempre me ha encantado este número dominado por Donals’ O’Connor, uno de los artistas más subestimados en la historia de Hollywood. Su oda a la comedia es genial y llena de energía (este número es el que insistía repetir un personaje en “The Full Monty” cuando intentaba correr por una pared).
2) Another Day of Sun – La La Land (2016)
Este musical tantos momentos de pura genialidad, que se dificulta escoger un número. El montaje final de “lo que pudo haber sido” me haría llorar de nuevo y estoy escribiendo. “A Lovely Night” es un número divertido sobre dos personas orgullosas negando que se están gustando.
Escojo este número de apertura, porque recoge perfectamente uno de los dos temas principales del filme: Los sueños. En una secuencia en un tapón, los conductores escapan su castigo de rutina de vida para imaginar que disfrutan sus aspiraciones de baile y alegría.
El otro tema del filme es el amor (y como a veces choca con los sueños), pero ya dije que no quiero entrar en eso.
1) America – West Side Story (1961)
Mi musical predilecto, aunque se caiga en su última tercera parte. De nuevo, demasiados números fabulosos, pero escogeré la icónica y controvertible “America”, donde domina la fabulosa Rita Moreno.
La canción ha sido malinterpretada por muchos, como una crítica hacia Puerto Rico, ya que Rita protesta sobre las condiciones en la isla (¿acaso no es cierto para muchos que deciden irse?). En realidad, es un enfrentamiento entre las expectativas de los inmigrantes y la realidad del llamado “sueño americano”.
Por ejemplo:
“¡Tengo mi propia máquina de lavar!”
“Y no tienes nada para lavar”…
y
“Muchas más viviendas con más espacio”
“Y muchos cerrándotelas con un portazo”
El sarcasmo, el colorido, crítica social, y el baile en esplendor.
¡Vivan los musicales!
Alexis Sebastián Méndez (c)