Una tanda con amigos y «Zack: Enfrentamiento mortal»
CINE / crítica
ALEXIS Sebastián Méndez
Zack: Enfrentamiento mortal
Protagonista: Joseph Lando
Director: Joseph Lando
Libreto: Joseph Lando
Catcher: Joseph Lando
Jardín izquierdo: Joseph Lando
Jardín derecho: Joseph Lando
Primera base: Joseph Lando
Segunda base: Joseph Lando
Etcétera: Joseph Lando
Año: 2021
De qué trata: “Zack” está herido y sin memoria. Un personaje misterioso le sigue, exigiendo que le entregue un diamante cuyo origen el protagonista desconoce.
Opinión: En lugar de una crítica formal, hablaré de mi experiencia.
Fui a disfrutar “Zack: Enfrentamiento Mortal” por invitación de Emmanuel Serrano, mejor conocido como “Gazoo Starr”, un personaje que fue vomitado por el culo de un demonio malhumorado. Nos acompañó George Rivera Rubio, conocido simplemente como “El George”. Aunque este último es famoso por su participación en el podcast “Siempre es Lunes”, su razón para ver “Zack” por segunda ocasión, es que comparte con “Gazoo” en el podcast “Legalmente Nerd”, donde hablan de cine, videojuegos, series y, supongo, lo miserable de sus vidas sexuales. “Gazoo” no había visto el filme, y quiso que fuera parte del grupo, para que hubiera alguien que pudiera doblarse a brindar CPR si fuera necesario.
Nota: Quienes han visto a “Gazoo” y “El George”, saben que son personas que, en aspectos de sobrepeso, no creen en la humildad. Estas personas tienen que tolerar que, diariamente, los “originales” hagan chistes sobre su peso. Quiero decir que considero esto de mal gusto. También quiero aclarar que tengo mal gusto.
Seguimos. El atractivo principal de “Zack: Enfrentamiento Mortal”, es que es obra de Joseph Lando, un cineasta mejor recordado por haber sembrado el pánico en 1999 alertando que íbamos a chocar contra un planeta llamado Hercólubus, de lo cual nos salvamos gracias al fenómeno científico de que Hercólubus no existe. Tres años antes, Lando había alcanzado fama inmediata con su película “El Poder del Shakti”, la cual es ahora “el arca perdida” de los filmes boricuas.
Entramos en la sala. Cargué con mi cena: una pequeña lata de atún con galletas, y una bolsa de maní. La gente que está a dieta no pierde oportunidad para anunciar lo que comen, y criticar lo que los demás están comiendo. A nadie le importa lo que comen, y mucho menos lo que han rebajado, lo cual meten en los temas a la cañona. Por ejemplo, ya he perdido 23 libras, pero eso no le incumbe a nadie, así que no lo mencionaré.
Por otro lado, “El George” es un tipo familiar. Es decir: Se comió una bolsa de “pop corn” diseñada para compartir en familia, y dado que él es su familia completa, no tuvo opción. “Gazoo” tenía una bandeja de nachos salados con queso de mentira (grasa, colorante, sabor artificial y sal). Estaba molesto porque no le dieron salsa (grasa, colorante, sabor artificial y sal). Me tocó sentarme entre los dos, y solo pensaba en que la sal causa que aumente la presión. Si alguno de ellos sufría combustión espontánea, iban a sacar volando a “Spider-Man” de las salas vecinas.
Disculpen: Vayamos con “Zack”.
Comienzo diciendo esto con toda sinceridad: La película arranca muy bien. Bueno, nada sensacional, pero quizás contaminado por mis bajas expectativas, pude apreciar que Lando consiguió un buen director de fotografía.
La acción arranca con “Zack” viajando en el Tren Urbano. Está herido, y pregunta sobre cómo llegar a un hospital, obviando que una de las paradas del tren es, precisamente, en Centro Médico. Aquí habla con el primero de todos los personajes sobreactuados, un estilo frecuente durante el filme, suponemos que para compensar por la ausencia de actuación de Lando.
Ahora viene la primera confrontación de “Zack” contra un extraño personaje escapado de “Live and Let Die”, una referencia que entenderán todos los lectores que todavía, en días lluviosos, se frotan alcoholado por los pies. La pelea es un poco desabrida, pero es efectiva en establecer el tono de misterio y acción temprano en el filme.
Entonces, fui al baño.
Les mencioné lo que comí, pero no lo que me tomé: Un enorme vaso de Coke Zero. Tomo ese refresco porque, no sé si se los he dicho, pero estoy a dieta. He rebajado 23 libras.
Cuando regresé, unos hombres intentaban violar una mujer. No en el cine, sino en la película. “Zack” logra detener el criminal acto, y establece amistad con la mujer, aunque le parece conocida.
Después, “Zack” vuelve a encontrarse con el misterioso personaje, el cual tiene el número “13” en la frente, para que nunca se le olvide la talla de sombrero. Ahora anda con varios secuaces, los cuales “Zack” reta a pelear, uno por uno. Considero esto la mejor parte del filme, aunque Lando intenta colar unos elementos cómicos que, si bien no funcionan en aspecto de comedia, libera al filme del aire pretencioso de “El Poder de Shakti”. Al no tomarse tan en serio, invita al público a hacer lo mismo.
Tras derribar a los secuaces de “13”, vuelve a pelear contra el misterioso villano, y es en este momento en que ocurre algo que nadie hubiera anticipado: Tuve que volver a orinar. No sé lo que pasa. Maybe mi vejiga es más pequeña porque he bajado de peso. Es que estoy a dieta.
Cuando regresé, “Zack” estaba en el Teatro Tapia, viendo un espectáculo con el tema de la muerte. Aquí traigo otro elemento positivo de la película: Tiene unos efectos especiales muy buenos, y alguna de las construcciones visuales me parecieron efectivas.
El filme pasa a una escena que me confundió. Nuevamente perseguido, Lando escapa en un taxista que luce como Carlos Merced con cuarenta años menos. Aquí el intento de comedia es extremo, aunque el resultado sea ínfimo, diría que ninguno (sin abundar, me parecía recurrir a “chistes” de cintas familiares de Disney como “The Strongest Man in the World” y “Herbie Rides Again”). Lo más gracioso de la escena, es que atropellan a un niño que cruza la calle detrás de una bola, porque –según el cine– los niños no se meten a la calle por ninguna otra razón. En fin, no sabemos porque la gallina cruzó la calle, pero sabemos que todo niño cruza porque va detrás de una bola.
“Zack” y el taxista llevan el menor al hospital, y es entonces que todo toma un giro inesperado: tuve que ir por tercera vez a orinar. “Gazoo” me preguntó si tenía diabetes. Si hay algo que lo desmoraliza a uno, es que “Gazoo” o “El George” encuentren tu salud preocupante.
Después del milagro de la multiplicación de la Coke Zero (mi estimado es que ya había orinado como ocho vasos), me enfrenté al aspecto más controvertible del filme: Hay que usar alucinógenos.
Nota: Voy a arruinarles la sorpresa del filme. Lea bajo su propio riesgo. Después no me joda con que se la conté.
Resulta que “Zack” está muerto. Así es: como cuando Bruce Willis descubre que terroristas se han apoderado de Nakatomi Plaza (confieso que no recuerdo bien la película).
Lo que sigue desafía toda descripción, pero les brindaré algunos de los puntos que entendí, o creo que entendí.
- “Zack” viaja en los sueños y en el tiempo.
- Como es bueno, puede regresar a la vida, o pasar a otro plano, no estoy seguro.
- Lo entrevista un viejo que quizás es Dios. En realidad, es Joseph Lando con peluca y bigote postizo. Se los juro. Dicho sea de paso: En una nota relacionada, Alba Nydia Díaz participó en “El Poder del Shakti”.
- Recibe un pergamino y una llave, por lo que quizás está en un juego de “Ready Player One”.
- Abre una puerta que lo lleva a un paraíso, o quizás es de regreso a la Tierra. Esto es representado por un montaje de mariposas, paisajes, leones, ballenas, jirafas, flores, y una serie de imágenes tan inconexas que los presentes en sala, finalmente, estallaron de risa. El mismo George, que ya había visto el filme, tenía una pavera de envidia.
- Flota por el universo, hasta que llega a un rostro formado por estrellas. Vemos que esta cara de estrellas va abriendo la boca, como si se fuera a tragar a “Zack”. No ocurre, pero si se lo tragaba, presumo que lo cagaría por un hoyo negro.
Esta segunda mitad del filme se disfruta de una manera completamente distinta. Ya no es acción, sino filosofía y fantasía. Hay algo de universos paralelos. Esperaba que apareciera “Doc Ock” en cualquier momento.
El filme terminó, sin yo entender bien lo sucedido. Les juro que es cierto: Los presentes comenzaron a aplaudir, algo que rara vez ocurre al final de una película. Confieso que me contagié y aplaudí.
Lo cierto es que no me aburrí en ningún momento, los elementos de producción me parecieron de calidad, y tuvo sus toques de creatividad y originalidad, a pesar de las influencias que creo haber identificado.
A “Gazoo”: gracias por la invitación.
A “El George”: Gracias por la risa contagiosa.
A todos ustedes: Lo siento, no sigo. Tengo que orinar.
Alexis Sebastián Méndez ©
21 de diciembre de 2021
