Man vs. Bee

Streaming / crítica

Alexis Sebastián Méndez

Man vs. Bee

Protagonistas: Rowan Atkinson, los demás no importan

Plataforma: Netflix

Año: 2022

De qué trata: Rowan Atkinson, quien tiene un historial de sobre 40 años como comediante, será siempre recordado como “Mr. Bean”. En esta serie, Atkinson interpreta a un personaje diferente (habla, tiene familia), pero con muchas similitudes, en particular el afán por ideas descabelladas, y actos irracionales con consecuencias devastadoras.

“Trevor” es un hombre que se inicia en el empleo de “housesitting”, y cuida la casa de un matrimonio millonario mientras se encuentran de vacaciones. Una abeja invade el hogar, y “Trevor” se obsesiona con deshacerse del molestoso insecto.

Opinión: El fenómeno de series por “streaming” ha cambiado la manera en que consumimos historia. Por ejemplo, si esto hubiera sido una película, pocos hubieran estado dispuestos a sentarse durante casi dos horas para ver a un hombre luchando por deshacerse de una abeja. Pero si se lo dividen en pedazos –en este caso, un episodio inicial de 20 minutos, y otros ocho que duran entre 10 a 12 minutos cada uno– el público está dispuesto a consumirlo. Estamos en otra era para narrar historias audiovisuales.

Lo cual es acertado para una serie como “Man vs. Bee”. La premisa nos advierte que esto es material de muñequitos. Así como las aventuras de “Mr. Bean”, es mejor consumirlo en capsulas cortas.

Ya la primera escena nos advierten lo que vendrá: “Trevor” es juzgado en corte, y es encontrado culpable de destrucción a la propiedad, incendio, arruinar obras de arte. Aquí nos movemos a su primer día de empleo cuidando una mansión. Ya conocemos este cliché: Tan pronto alguien explica en una película (o en este caso, una serie), que un carro es valioso, sabemos que el destino de ese vehículo será trágico.

Cuando la abeja se mete a la casa, la cacería por el insecto se convierte en una misión para “Trevor”, quien desbaratará todo lo que se ha mencionado como valioso, y tratará de arreglar con pasmante chapucería, en línea con la pintura de museo en la película “Bean”.

Esto es comedia a la antigua, y muchas veces se siente (como cuando “Trevor” tiene la abeja metida en el pantalón, y se agita con movimientos imprudentes frente a un policía), con mucha dependencia en humor físico (un arte que la comedia ha dejado reemplazar por el “shock” y la grosería) y en chistes de carácter visual, que construyen la tensión de las escenas, pues sabemos que los intentos del protagonista fracasarán, pero desconocemos de qué manera.

Una decisión inusual de la serie, es brindarle una dimensión muy humana al protagonista. “Trevor” es un hombre motivado por conseguir el dinero para poder vacacionar junto a su hija, y en ocasiones, es incapaz de crueldad contra la abeja. Digo que es inusual, porque en las comedias, no podemos ser completamente empáticos son quien sufre las desgracias.

Abundo en este punto. Por ejemplo, el inspector “Clouseau” de Peter Sellers (las películas de “La Pantera Rosa”), es un detective arrogante que no conoce sus propias limitaciones. Oliver Hardy, el gordo en “El gordo y el flaco”, tenía aires de superioridad. Estas deficiencias nos distancian de estos personajes y nos permiten reírnos de sus desgracias. Ya dijo Mel Brooks (más o menos): “Tragedia es si me hinco el dedo; comedia es si caes por un roto de alcantarilla y te matas”.

De igual manera, quien sufre muchas de las desgracias, es el perro de la casa, llamado “Cupcake”. En “There’s Something About Mary”, era fácil reír del incidente con el perro que es envenenado (y resucitado con electricidad de una lámpara) porque era una mascota intolerable. En el caso del perro en “Man vs. Bee”, el perro es un encanto, y aunque nuestro humor negro nos permite reír, el sentido de injusta desgracia no permite que sea carcajada plena.

Si añadimos una resolución poco creíble y forzada, tengo que declarar que tengo sentimientos mixtos con “Man vs. Bee”. Mientras que celebro este tipo de humor en vías de extinción, y admiro enormemente el talento cómico de Atkinson, siento que la serie carece de punto. El mejor momento ocurre cuando “Trevor” parece que comprende a la abeja, y que –sorpresivamente– ambos son más similares que lo esperado. Pero esto no es aprovechado, sino que es solo preparativo para lo próximo (que no quiero adelantarles), porque la serie solo interesa moverse al siguiente “gag” para hacernos reír.

Quizás esto último es culpa de mis expectativas, y no es un problema de la serie. Los muñequitos nunca buscaban brindarnos lecciones, sino pasar a la próxima explosión.

Alexis Sebastián Méndez ©

2 de julio de 2022

Hombre contra abeja
Las desgracias que le esperan a estos dos…
Todos nos hemos ido a extremos para deshacernos de un insecto…

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