Un país cargado sin carga

Un país cargado sin carga

Por Alexis Sebastián Méndez

Necesitamos luz en el culo.

Vayamos por parte. No, no por parte del cuerpo. Vamos por partes en este desbarajuste que estamos atravesando en Puerto Rico, y que lleva más de una semana. Lleva décadas.

Repasemos lo que todos ya sabemos: El 18 de septiembre se fue la energía eléctrica en todo Puerto Rico, cuando apenas avistaba el fenómeno atmosférico conocido como Fiona, una bestia sata entre tormenta fuerte y huracán en etapa fetal. Nadie se sorprendió: Damos por hecho que el servicio de energía eléctrica en el país es una mierda.

Lo que nadie anticipaba, ni aún los más pesimistas, es que pasado sobre una semana, aún la mitad de la isla se encuentra sin electricidad.

Foto dramática de Costa Sur

Esto es un país con más distribución de culpa que de electricidad. Que si LUMA, que si la AEE, que si la UTIER, que si los daños permanentes de María, que si el bipartidismo, fuck. Bueno, todos tienen razón; el problema está en cómo ponernos de acuerdo para bregar con estas razones.

Hablando de razones, aquí algunas por las que no tenemos luz:

El cartel del petróleo

Abraham Ortiz debe ser uno de los “whistleblowers” más importantes del país, y no ha recibido la atención que merece.

Durante la década de los 90, Ortiz era el director del laboratorio de la Autoridad de Energía Eléctrica. Entre sus responsabilidades, estaba medir las propiedades del petróleo que se compraba.

Repasemos lo obvio: El petróleo es quemado, resultando en emanaciones al aire. Por tanto, hay que asegurar que no se esté enviando al ambiente químicos nocivos (o si quiere, “mucho más” nocivos) que afecte el aire que usted respira, que caiga en lluvia sobre nuestros terrenos (que alimenta las plantas y los alimentos que consumimos), llega a los ríos y el agua que tomamos y, en fin, usted debe haber preparado alguna cartulina sobre esto en la escuela.

Los suplidores de petróleo, que son panas con oficinas en Houston (importante recordar estas cosas cuando alguien menciona que las empresas gringas se enriquecen aquí), se ponían de acuerdo en cuanto a los precios a subasta. Así que terminábamos comprando el petróleo mucho más caro.

No estoy cambiando de tema, es que quiero añadir el agravante antes de decirles: Comprábamos petróleo de mala calidad, que no cumplía con EPA (la agencia federal de calidad ambiental). Los niveles de azufre eran inaceptables, lo cuales nos tocó a todos en forma de lluvia tóxica. Esto quizás explica el mal temperamento de muchos.

¿Cómo se aceptaba este petróleo? Increíble: Se llegó a usar “liquid paper” en los reportes de laboratorio. En muchos casos, se recalibraban (debo decir, “descalibraban”) los equipos de medición hasta obtener los resultados deseados.

Ortiz denunció lo que ocurría, y la AEE tomó acción inmediata:

Le cerraron el laboratorio, y lo movieron a otro departamento, alejado de las pruebas.

Así que esto siguió por unos 25 años adicionales.

Un esquema así conlleva sobornos, sobre todo para pasar por altos cargos de millones de dólares que las empresas facturaban, como intereses que no estaban incluidos en acuerdos contractuales.

Según un estimado del 2016, desde el año 2002 (recuerde que esto iba desde antes), los puertorriqueños han pagado más de mil millones de dólares en electricidad por sobornos y comisiones no divulgadas.

Huebiera esperado que esto sonara más en el país

El caso Fortuño

En 2008, subió al poder el gobernador Luis Fortuño, y reconoció el problema de energía eléctrica. Es decir: descubrió una oportunidad económica.

Fortuño anunció la necesidad de diversificar las fuentes de energía, lo cual fue una manera elegante de justificar el proyecto de Vía Verde, el cual era manejado por un amigo personal sin preparación en ingeniería. También empujó proyectos para generar energía usando el sol y el viento, como parte de su programa.

La diversificación, y la necesidad de fuentes renovables, es una necesidad imperiosa. Y no es lo complicado que nos lo tratan de pintar: Países vecinos, como República Dominicana y Haití se encuentran por encima del 33 por ciento en producción de electricidad por fuentes renovables. Costa Rica, que comparte nuestro Mar Caribe, está en casi 97 por ciento.

¿Puerto Rico? En 2 por ciento.

Una gráfica, para verme «pro»

¿Por qué? Ya mencionamos que hay un gran poder económico desde los suplidores de petróleo. Puerto Rico no sale del petróleo, y ya piensa que es la única realidad. Es como el caso de nuestras carreteras: aunque ya hemos comprobado que hacerlas con brea es un disparate en nuestro clima, seguimos esclavizados a la brea. Ay, esperen: La brea es una mezcla de petróleo con gravilla. Olviden esa comparación.

Así que el país necesita seguir corriendo en lo que resuelve su problema de fuentes para energía que, resultó en un esquema para justificar la emisión de bonos para estos proyectos y para reconstruir el sistema actual del país.

El mercado de bonos ha sido la tarjeta de crédito de Puerto Rico: Disfruta ahora, y paga después, con el beneficio de que, en este caso, “después” serán otras figuras políticas, mientras que a corto plazo puedes engordar los bolsillos y desaparecer. Así que metieron la friolera de 5 billones de dólares en bonos (le ayudo con eso: es lo mismo que un millón de dólares, ¡cinco mil veces!).

¿El colateral? 30 mil despidos en el gobierno. Después abundamos en cómo pagan los trabajadores, en más de una manera.

Pero, ¿y qué pasó el dinero?

«Recuerda que debemos remangarnos un poco, y parecer que contemplamos algo…»

Mantenimiento y bonos de productividad

Antes de hablar del dinero, permítanme pecar de básico: Hablemos del mantenimiento.

Mantenimiento es lo que usted hace cuando cambia el aceite de su carro; quiere que, en el futuro, no se le vaya a “desvielar”. Mantenimiento es el aire que echa a sus gomas para que se gasten menos, y es el cambio que hace cuando se gastan, antes de incurrir en una rotura inesperada y -esperemos que no- en una tragedia.

A pesar de la importancia de esto, si usted alquila un carro, no le cambia el aceite o le rota las gomas, para beneficio de quien lo alquile después. Allá el que sigue.

Dicho esto, el mantenimiento, funciona un poco como los bonos.

En otras palabras, si usted elimina o reduce el mantenimiento de los equipos -que conlleva la compra y almacenaje de piezas de repuesto- el beneficio en dinero es inmediato para usted, y el problema le toca a otro en el futuro.

¿Recuerdan cuando vino María, y la reparación tardó mucho más por falta de piezas de repuesto?

Recuerdos de María

Eso lo recuerda. Lo que no recuerda es si alguien en el gobierno sufrió consecuencias. No lo recuerda, porque no ocurrió.

Mientras no ocurría el mantenimiento, los ejecutivos de la AEE tomaban “bonos de productividad”. No sé qué carajos quiere decir eso. La entidad estaba en quiebra, no se completaban proyectos de mejora, el mantenimiento era inadecuado, ¿y recibían bonos por desempeño? Y cuando decimos bonos, estamos hablando en decenas de miles de dólares.

Un ejemplo de los bonos recibidos, justo cuando se requería despedir empleados públicos

Aún ante este panorama, la Junta de Gobierno de la Autoridad de Energía Eléctrica en 2018 le otorgó un bono de productividad de $450,000 a su director ejecutivo.

Si los cojones fueran una fuente renovable, este país podría volar hasta Júpiter.

Pero a la pregunta original: ¿qué pasó con el dinero? ¿se usó para mejorar el sistema?

Qué pregunta.

Según unas vistas publicas celebradas en marzo de este año, el asesor especial de la Autoridad Financiera y Agencia Fiscal, los fondos “no necesariamente” fueron destinados a robustecer el maltrecho sistema eléctrico del país, que era el propósito de la emisión de bonos. Los fondos se usaron, en otras palabras, para mantener corriendo el mismo descontrol de gastos y mala administración.

Pero, ¿y la UTIER (Unión de Trabajadores y otras siglas)?

Ya alguien traerá esto, así que lo menciono adelante.

La intención de mi ensayo no es entrar en el tema de las uniones, pero es relevante, porque es un tema polarizador, y es este tipo de mentalidad de bandos la que aprovecha los gobernantes.

Empecemos con algo claro: Hay que estar agradecido a las uniones. Si no hubieran existido las uniones, no habría días por maternidad, pago por horas extra, leyes para evitar accidentes en el trabajo, entre muchas otras causas justas.

Tengo para de cosas que criticar de ese cruzacalle… Pero me limitaré a decir que no invita al apoyo de otros, sino que parece dirigido a beneficio único de los unionados…

El problema ha sido que, una vez se alcanzaron logros significativos, comenzaron a pelear por minucias (esto es problema actual en otras muchas causas, pero no voy a meterme en ese fogón ahora). La mayoría somos obreros, y en nuestros empleos tenemos que cubrir varias bases y responsabilidades, y ser flexibles (por ejemplo, con el momento de tomar un “break”) por beneficio de la operación, el proyecto, o el cliente. Dicha intransigencia en algunas uniones locales -que prefieren estancarse en una destreza como garantía de empleo- parece un capricho más interesado en asegurar su puesto que en justicia laboral.

Tampoco ayuda cuando toman acciones antipáticas, que pueden ir como “pequeñeces” tales como romper los cristales del carro a un “rompehuelga”, como causar un incendio en un hotel.

Pero no creo que sea el reto mayor de las uniones. Creo que el error es dejarse asociar con la izquierda.

El valor -y ruina- de las posturas políticas

Si queremos achacarle a la UTIER gastos relacionados a requerir más personal que el óptimo (por sus acuerdos restrictivos) pues puedo reconocer que, en mi percepción, puede haber algo de verdad en esa acusación.

Pero ya hemos visto que, el cartel del petróleo, la emisión de bonos, y la repartición de bonos de productividad, es ajeno a la UTIER, y estos han sido los monstruos de miles de millones de dólares.

¿Por qué la indignación no es mayor?

En Puerto Rico solemos tener, por regla social, “no discutir de religión o política”. Esto no es caprichoso: ambos temas sugieren un abandono a los datos, a la objetividad, al pensamiento crítico. Para no embarrarme los pies con el tema de la religión (qué mucho tengo que esquivar al escribir), lo que quiero decir es esto: La gente no mira lo que pasa, y entonces escoge su postura política al respecto. Es al revés: Tengo mi postura política, y lo que pasa lo voy a interpretar en base a eso. ¿Hay calentamiento global? No me interesan los científicos, sino lo que diga mi líder político. ¿Usar mascarillas? Olvídate de la comunidad médica, aquí importa si soy conservador o liberal. Y así.

Esto es el error al atar una postura a un bando político (y es la misma razón por la cual, quienes están en el poder, tiran a lo loco acusaciones como “socialista” y “comunista”). Ya nadie interesa si tienes razón, sino si estás “en mi bando” o no. Esto es así, aunque sea tu propio bando el que te está descojonando.

Esto es la razón por la cual algunos, contra toda evidencia, defienden a LUMA y el gobierno: Lo opuesto es ser comunista. Exacto: What the fuck?

Parte de la culpa es de muchos liberales extremos (ok, izquierdistas) que convierten las causas en suyas. Y como son apasionados, recurren a los insultos, lo cual es muy bueno para desahogarse, pero es inútil para convencer (“No, ya no soy PNP… es que no quiero que piensen que soy bruto”). La meta de tener un buen servicio eléctrico bien administrado, confiable y a buen costo, es algo que todos debemos buscar y querer para el país, sea usted conservador o liberal, estadista o independentista, capitalista o socialista.

Mientras tratemos el tema de esa manera, no habrá la unión necesaria para exigir un cambio.

Así que, la desunión es lo que le conviene a quienes reciben esos bonos. Deje de cagar las causas con su marca política. Gracias.

Dijiste que ibas a mencionar cómo la pagan los trabajadores

Calma, primero necesitaba acentuar el problema de politizarlo todo.

El país está ahogado por las deudas de los bonos. ¿Cuáles fueron las medidas que se tomaron para atraer empresas? Reducir los beneficios de los empleados.

Busque cualquier estudio sobre las dificultades de hacer negocio en Puerto Rico. El problema mayor que encontrará es el costo de la energía. No es la Ley 80, ni los días por enfermedad. El costo de energía afecta aún a quienes trabajan por cuenta propia.

Tome el caso de esta pasada semana. Muchas personas que trabajan desde el hogar, no tienen electricidad. Dejan de devengar. Así que tienen que recortar en gastos, quizás comer afuera menos veces. Así que el restaurante tiene menos negocio, y le baja las horas a sus empleados, y así sucesivamente. La ley 80 y los días por enfermedad no pintan un carajo.

Pero la discusión siempre se va a los beneficios de trabajadores. No se habla de quienes han mantenido un sistema obsoleto e ineficiente de energía eléctrica por su beneficio.

Va mucha letra sin que haya puesto una foto. Aquí tienen un gato lindo.

¿Qué va a pasar entonces?

Lo mismo que pasó con auditar la deuda, o con el dinero de las comunidades especiales: Nada. Esto es un pillaje por quienes están en el gobierno. Las leyes y administración de justicia recaen en el gobierno.

¿Ven el problema?

Quizás una movilización masiva y ordenada obligue a que se tomen acciones necesarias: Que haya consecuencias para quienes se beneficiaron injustamente del sistema eléctrico, luchar por entender la legalidad de la deuda, exigir fin al nepotismo y los favores políticos en los sistemas de servicios…

Solo que, por favor, no empiecen con su “neoliberalismo”, “comunistas”, “grandes intereses”, y todo ese lenguaje divisorio.

Que nos una el empeño en tener un sistema eléctrico confiable y económico, que asegure que nuestros viejos no quedan en oscuridad, que los enfermos en hospitales no caen en riesgo, que no se arruinen equipos en que hemos gastado nuestro salario, que nos sobre dinero para pasear con nuestra gente amada.

Que esa sea luz.

Y no, no la necesitamos en el culo. El comienzo fue para agarrar su atención.

(fuentes: El Vocero, Centro de Periodismo Investigativo, New York Times, Periódico El Sol, Noticel, Sin comillas, Editorial Semana, LexJuris)

Alexis Sebastián Méndez ©

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