Hasta el fondo

Libro: #44/48 (2022)

Título: Hasta el fondo

Autor: Josué Montijo

Publicación: 2016

En resumen: Libro de cuentos por el autor ponceño responsable de “El Killer” y “Los ñetas”.

¿Por qué leí este libro?: Recomendado por alguien en que confío, que es la mejor manera de seleccionar libros.

El contenido: 17 cuentos con amplia diversidad de temas, estilo y extensión. El elemento común es la manifestación del lado secreto y oscuro de la gente común, o debo decir, aparentemente común.

¿Es bueno el libro?: Debo comenzar aclarando que lo peor que puede ocurrirle a alguien que ama la lectura, es escribir. Desde que comencé este oficio, no puedo leer un libro en paz, porque ahora no me limito a disfrutar la narración, sino a juzgar la selección de palabras, identificar los clichés, apreciar el ritmo, y otros aspectos que velamos los escritores.

Es peor de lo que cree: No podemos siquiera disfrutar un libro excelente, porque entonces la mente se nos desvía a lo opuesto: a tratar de analizar cuáles son los aciertos que podemos usar, a resentir un poco los asomo de envidia, y la pesada inseguridad que no somos tan buenos.

Mi comienzo con “Hasta el fondo” fue un tanto de indiferencia. El primer cuento (“Balas que estrellan”) es sobre la noticia de una masacre en el Recinto de Río Piedras, y la carta explicativa del asesino. El problema no era el estilo, sino que me parecía que iba a encontrarme con uno de esos cuentistas (nota: es la primera vez que leo a Montijo) que presentan escenas y situaciones que parecen ejercicios de escritura, sin presentar algún conflicto cuya resolución interesemos.

Estaba equivocado, me fui apresurado a juzgar por un cuento. Ya les dije: Los escritores no sabemos sentarnos y dejarnos llevar.

Pronto, admiro el talento del autor para presentar personajes creíbles y definidos con poco esfuerzo.  En su segundo cuento (“Miedo y asco en Plaza Las Américas”) conocemos a una mujer que define su vida por las posesiones, lo cual significa que, al perder su capacidad adquisitiva, siente que devalúa su existencia. En el tercero (“Nacionalismo y relaciones de pareja”) muestra otro aspecto para admirar: El uso de humor inexpresivo: Un independentista no teme al rechazo por ser gay, sino por escuchar música gringa.

Así sigue el autor mostrando dominio de sus técnicas de escritura, creando situaciones que se sienten reales a pesar del absurdo que algunas alcanzan. Su vocabulario mantiene el equilibrio entre lo elegante y lo callejero, cediendo siempre a la claridad.

Cuando usé la palabra “inexpresivo” en relación al humor en uno de sus cuentos, estaba traduciendo el término en inglés “deadpan”, que se refiere a la falta de expresión emocional (piense en Leslie Nielsen en “Airplane!”). Esto no hay que limitarlo al humor, y Josué lo utiliza para describir conductas terribles y aberrantes. La necrofilia, la pedofilia, y el crimen están presentes, pero el autor lo narra todo como conductas que no deben escandalizar (al menos desde el punto de vista de los personajes), como si fuera “lo más normal del mundo”.

Así, una maestra deja saber cómo disfruta que los estudiantes eyaculen en su boca, un empleado de funeraria describe los placeres que brindan los cadáveres, un hombre golpea a una mujer y no entiende la indignación de ella, otro individuo completa su venganza detallada –incluyendo destruir el cadáver– con la frialdad con que se describiría una receta de cocina.

El mejor cuento es el que da título al libro: Una mujer tiene un amante que le ha dicho que en algún momento la matara –no por odio o amor, sino por simple fetichismo– y el sentido de peligro le causa a ella una extraña sensación que mantiene viva la llama de las relaciones: la mezcla de expectativa e incertidumbre.

Mucho humor oscuro, y escenas muy bien descritas. Como dije, algunas lecturas nos causan inseguridad, y aquí sufrí una.

Alexis Sebastián Méndez ©

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