Un clásico maltratado por el tiempo
Clásicos del cine (2022) #6/12
Fantastic Voyage (1966)
Protagonistas: Stephen Boyd, Rachel Welch, Donald Pleasance
Director: Richard Fleischer
De qué trata: Los gobiernos compiten por dominar la inestable tecnología de reducción de tamaño. El científico que tiene el conocimiento buscado, ha caído en coma. Un grupo de médicos y militares son reducidos a tamaño microscópico, y deben viajar dentro del cuerpo del afectado, hasta destruir un coágulo en su cerebro, que no puede ser alcanzado por medios quirúrgicos.
Opinión: Me había comprometido a ver, durante este año, doce películas clásicas que por años he dicho que “tengo que verla algún día”. Voy a quedar muy lejos de mi meta (debe ser que “Eraserhead” me desanimó en esta empresa), pero al menos decidí completar la media docena, y escogí este filme de ciencia ficción, que he querido ver desde que era un niño, pero nunca nos cruzamos en clubes de vídeo o tandas de Manolo Urquiza.
La premisa, aunque ya ha sido copiada (las geniales “Inner Space” y “Osmosis Jones”, por mencionar algunas), se sigue sintiendo original: La aventura ocurre a nivel microscópico, dentro del cuerpo humano.
El filme cuenta con muchos aciertos, el principal siendo el ritmo. La película establece el conflicto desde la entrada, nos explican la premisa tecnológica (sin justificaciones idiotas, como lo intentó “Ant Man”, hablando del espacio vacío entre los electrones y el núcleo), y ya comienza la aventura, que comienza a tener retos inmediatos sin descansar.
Nuestros héroes tienen solo sesenta minutos para completar la operación, antes que comiencen a recuperar su tamaño. Tienen que delinear otra ruta dentro del cuerpo humano, atravesar el corazón, conseguir oxígeno en los pulmones, resolver problemas mecánicos, luchar contra los anticuerpos (ya que los protagonistas vienen siendo son organismos invasores), y hasta enfrentar un posible traidor a bordo.
No suelo juzgar a las películas por los efectos especiales; solo lamento cuando se convierten en la historia, en lugar de ser mero apoyo al argumento. Por supuesto, me impresiona un buen efecto visual, pero –similar a cuando disfruto buen teatro y hasta la mímica– soy capaz de dejarme llevar por cualquier representación, siempre que no desconcentre.
Tuve un problema con “Fantastic Voyage”, a pesar de poner la cinta en perspectiva histórica. Esto es un filme con más de 50 años, y presumo que debe haber sido impresionante en su tiempo, ya que hasta recibió premios “Oscar” por los efectos especiales. Pero los montajes de imágenes recuerdan los comerciales baratos de los 80, y las escenografías del interior del cuerpo humano, parecen casas embrujadas de temporada de “Halloween”. Los efectos, en lugar de ayudar a crear la ilusión deseada, nos la desbaratan.
Lo cual es una pena, porque en términos de premisa, argumento, actuaciones, suspenso e imaginación, es una película de muchas riquezas. Se dice que Guillermo Del Toro ha estado interesado en hacer una nueva versión, y aunque no soy fanático del director, creo que sería un acierto. “Fantastic Voyage” es ejemplo de una historia que no existe por los efectos especiales, sino que los necesita para sostener su historia efectivamente. En este sentido, el tiempo le ha hecho daño.
Alexis Sebastián Méndez ©
11 de diciembre de 2022

Afiche original

