Asesinos en serie

Libro: #9/48 (2023)

Título: True Crime Casebook: Serial Killers

Autor: Leo Moynihan

Publicación: 2022

En resumen: 27 casos de asesinos en serie, con detalles sobre cómo lograron ser capturados.

¿Por qué leí este libro?: Ya mi etapa de intriga por los “serial killers” la pasé hace muchos años (en los 90, para ser exacto), pero visitando la sección de libros en descuentos en un Barnes & Noble, me crucé con este libro con 175 páginas a colores, lleno de fotos, e información interesante sobre 27 de estos asesinos.

Lo que me convenció a comprarlo es que muchas de estas colecciones, suelen dedicar casi toda su atención a los asesinos en Estados Unidos. Este libro incluye varios (no puede llamarse colección de “asesinos en serie” si no incluye a Ted Bundy, a Jeffrey Dahmer o a “el hijo de Sam”). Aquí hay casos de varias partes del mundo, incluyendo Rusia, Bélgica, Francia, Italia, Inglaterra, Australia, Alemania, Canadá, Colombia y otros.

El contenido: Como ya describí, hay 27 casos de distintas partes del mundo, ordenados en orden cronológico, comenzando por “la Viuda Negra” a finales del siglo 19, seguida por el obligatorio “Jack el Destripador”, hasta culminar con un caso del 2015 en que un hombre usaba una aplicación de citas para matar a sus víctimas.

Algunos casos llamativos:

  • Un asesino en Alemania estuvo 20 años vendiendo carne de sus víctimas.
  • Una mujer en Italia, muy supersticiosa, temía que su hijo muriera, y mataba a otras personas como sacrificios. Los cadáveres los convertía en postres y jabón.
  • El asesino conocido como “La Serpiente” mataba a hippies que viajaban por Asia. Cuando fue atrapado y enviado a prisión en India. Estaba pronto a ser liberado, pero entonces podrían juzgarlo en Tailandia por otros asesinados. Quería esperar a que venciera el estatuto de limitaciones (que era de 20 años en Tailandia), así que hizo una fiesta en prisión, drogó a los guardias y se escapó. Lo atraparon tres días después, y con la condena extendida aseguró que, cuando fuese liberado, no pudieran procesarlo.
  • Las últimas palabras de John Wayne Macy antes de recibir inyección letal: “Bésenme el culo”.
  • El “hijo de Sam” recibe ese nombre porque alegaba que el perro de su vecino Sam era quien le ordenaba matar.
  • El llamado “Bestia de Colombia”, que asesinó a unos 300 niños que vivían en las calles, decía haberse transformado así por un tablero de Ouija.

Puedo, usando los casos del libro, concluir lo siguiente:

  • El estereotipo de “tipo solitario” es un mito. Hay casos de ese tipo, pero muchos estaban casados y con hijos. Inclusive, uno llamado “BTK” (“bind them, torture them, kill them”) pausó durante muchos años su racha de asesinato en lo que sus hijos crecían.
  • Todos son violadores. La necesidad de poder sobre una persona sumisa los excita.
  • Son terriblemente cobardes, ya que sus víctimas suelen ser deambulantes, ancianos y, sobre todo, adolescentes y niños.
  • Muchos de estos asesinos en serie lograron mantenerse por años cometiendo asesinatos si seleccionaban como víctimas a prostitutas u homosexuales. El prejuicio llevaba a restar importancia a estos crímenes.
  • El deseo de reconocimiento es obvio, ya que muchos insistían en que se les reconociera en la prensa.

¿Es bueno el libro?: El tema de los asesinos es siempre cautivante a nuestro lado oscuro, pero demasiado de esto termina por deprimir. Por eso lo leí poco a poco. Ayuda mucho que los casos están bien condensados, e incluye muchas fotos de las localizaciones, lo cual nos permite ubicarnos en las historias.

Por otro lado, en ocasiones la información no es clara o completa. Por ejemplo, muchas veces no se conoce la edad del asesino, o se establece con claridad la cantidad de víctimas. Como sea, por diez dólares, el libro ofrece mucho por poco.

Alexis Sebastián Méndez ©

Portada

El destripador de Yorkshire se pudo mantener activo pues la policía insistió en creer en la veracidad de una grabación supuestamente enviada por el asesino. Por el acento, concentraron la seguridad en otra área, por lo que pudo cometer otros cuatro asesinatos. La grabación era de un bromista.

El libro procura no ser muy gráfico, pero puede entenderse que el ruso Andrei Chikatilo le removía los ojos a los niños mientras estaban vivos.

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