Lo mejor en tirilla y en humor
Libro: #11/48 (2024)
Título: Toda Mafalda
Creador: Quino
Publicación: 1993
En resumen: Un majestuoso tomo con más de 650 páginas, incluyendo cada una de las diez colecciones de tirillas de Mafalda, tirillas que jamás se reprodujeron en los libros (bien porque Quino dudaba de la calidad, o por tratarse de situaciones muy específicas del momento), dibujos que el autor ofreció para otras cosas o solo como dedicatoria, biografía del caricaturista, breve historia de Argentina durante los años de publicación (que ayuda en el contexto de la lectura) y un recuento del nacimiento, desarrollo y eventual fin de la tirilla cómica que conquistó el mundo y se mantiene admirada y querida aún medio siglo después de su final.

¿Por qué leí este libro?: Es “todo” Mafalda.

El contenido: Ya describí el contenido (en realidad, basta el título del libro). Voy a explicar un poco sobre “Mafalda” para quienes solo la conocen por referencia, o para quienes desean una refrescada a la memoria.
Un resumen breve de lo que trata. “Mafalda” trata de una niña (con el titular nombre), su relación con sus padres, y sus amigos de barrio. Lo que hace especial esta tirilla, es que lo mismo trata de la inocencia infantil, que de los problemas políticos y sociales de la humanidad. Todo esto fortalecido por el genial lenguaje gráfico de su creador Joaquín Salvador Lavado, conocido como Quino.
La tirilla se inició sin muchas ambiciones (fue una asignación de mercadeo por una marca de electrodomésticos que nunca prosperó) en 1964. El fenómeno fue creciendo hasta que el creador, juzgando que ya había recorrido su viaje, decidió terminarla tan solo nueve años después.
Debo indicar que los libros de Mafalda los había leído durante mi adolescencia, y me alegro haberla revisitado, porque los he disfrutado con otra perspectiva. Ahora que tengo experiencia como dramaturgo y escritor de comedias, admiro el dominio de Quino en el género: No solo sus personajes están bien definidos, sino la manera en que se relacionan entre ellos, permitiendo una diversidad rica de situaciones y temas sin mayores complejidades.

Veamos cada personaje:
Mafalda
Nuestra protagonista estaba en el salón de infantes (“kínder”) durante sus comienzos. Inclusive, ni siquiera sabe leer. Pero ya muestra su personalidad de pensadora libre, con entusiasmo por la vida, pero no por el mundo que le ofrecen los adultos.
Conoce de las noticias por el radio (aun no tenía televisor), y más adelante ya comienza a leer la prensa. Conforme el ambiente de los años de la guerra fría, sus preocupaciones mayores son los estadounidenses, los rusos, los chinos, las guerras en Israel y… ¿dije que esto tiene medio siglo?
Aunque Mafalda tenga preocupaciones de adulto (y sea una feminista precoz, que muestra decepción por su madre haber abandonado la oportunidad de estudiar una carrera), la tirilla no olvida que es una niña: Le encantan los Beatles, los muñequitos del Pájaro Loco, leer comics, y detesta la sopa. Y por pacifista que sea, está dispuesta a dar una trompada cuando un insulto lo amerita.



Felipe
El mejor amigo de Mafalda está un grado encima (en las primeras tirillas, tiene que preparar cartas que Mafalda le solicita, pues ella aún no sabe escribir). Según Quino, este personaje le representa en su niñez: repleto de imaginación, timidez y ansiedad por la escuela.
Así, Felipe gusta de imaginar que es el Llanero Solitario, pero no logra disfrutar del juego o los comics porque se aflige al pensar que tiene asignaciones escolares, o que pronto será una prueba. Ni siquiera los días libres le brindan tranquilidad, porque entonces recuerda que debe regresar al aula.
Todos podemos identificarnos con Felipe, y con esa batalla de nuestra niñez, entre los instintos del juego y las presiones de responsabilidades tan temprano en la vida.



Manolito
Este hijo de gallego es quizás mi personaje predilecto. Manolito es un chico trabajador que representa el capitalismo frío (no reconoce el olor de las flores, pero puede olfatear una moneda extraviada). Su gran orgullo es el almacén de su papá, donde trabaja haciendo entregas, o atendiendo clientes con entusiasmo, pero mintiendo sobre la calidad de sus productos.
Entre sus otras características: Manolo es muy “bestia” y es un fracaso en la escuela. Detesta el socialismo (por supuesto), y detesta a Los Beatles. Su padre es muy avaro (nunca lo lleva de vacaciones) y lo tratan con mano dura.



Susanita
Susanita es la antítesis de nuestra protagonista. Si Mafalda es feminista, Susanita aspira los roles tradicionales de la mujer: Solo quiere una gran boda, y tener muchos hijitos. Susanita está plagada por terribles prejuicios, en especial contra los pobres. La niña es envidiosa y le encanta el chisme. No es que Susanita carezca de virtudes, en ocasiones tiene buenos gestos, de los cuales no tarde en arrepentirse.



Miguelito
Miguelito es menor que Mafalda, y siempre parece cuestionar su posición de niño, quizás porque le atormenta que su madre le regañe tanto. Esto lo lleva reflexiones profundas y hasta filosóficas sobre la niñez, y su importancia como individuo en el mundo, todo a través del crisol de su inocencia infantil.



Guille
A medio camino, le llegó un hermanito a Mafalda, y se convirtió rápidamente en uno de los personajes predilectos de los lectores. Guille va creciendo conforme avanza la tirilla (le vemos comenzar a caminar, sus primeras palabras, y cómo se va desarrollando su pronunciación). Es el niño en este mundo de niños.



Libertad
En una entrevista cerca del final de su vida, Quino aseguró que Libertad –la última en unirse al grupo– era su personaje predilecto, pues a través de ella podía expresar algunos pensamientos que con los otros personajes no podía. Su nombre es un chiste cuando se combina con su aspecto: es muy pequeña.
Libertad comparte las ideas socialistas de sus padres, y tiene un modo frío de analizar los asuntos. En lo personal, es el personaje que menos disfruto, porque en ocasiones sus parlamentos son demasiado largos; además que roba de oportunidades de protagonismo al resto de la ganga.



¿Es bueno el libro?: Excelentísimo… es “todo” Mafalda.


Alexis Sebastián Méndez ©