Adiós, G.I. Joe

Libro: #30/48 (2024)

Título: Toy Wars

Autor: G. Wayne Miller

Publicación: 1998

En resumen: La historia de la compañía Hasbro, desde sus inicios con el éxito de “señor Cara de Papa”, su revolución en la industria del juguete con la creación de la llamada “figura de acción” “G.I. Joe”, sus esfuerzos por entrar en el impenetrable mercado de muñecas que dominaba Mattel con “Barbie”, y el drama de sus continuas reorganizaciones.

¿Por qué leí este libro?: Me encanta la historia de la cultura popular, y la industria de manufactura. Este libro trata de esos temas, con énfasis en los juguetes.

El contenido: El libro nos lleva desde el comienzo de “Hasbro” (el nombre viene de sus fundadores, de apellido Hassenfeld. Es una reducción de “Hassenfeld Brothers”) con énfasis en su crecimiento durante los años de “G.I. Joe”, hasta llegar al momento en que se escribió el libro (1998), momento en que el famoso juguete ya ha perdido su popularidad, y la competencia (Mattel) busca que se unan.

¿Es bueno el libro?: Esto es un libro que requiere inversión (sobre 300 páginas cargadas) aunque está repleto de información interesante. El paseo por la industria del juguete me trajo gratos recuerdos, pues se mencionan marcas que me acompañaron en la niñez, además de Hasbro y Mattel: Milton Bradley, Ideal, Kenner, Parker Brothers y muchos más.

Mi impresión del libro está dividida. El autor es buen escritor, pero el enfoque es inadecuado.

Me explico. Hay muchas historias interesantes, en particular las relacionadas al proceso creativo. Por ejemplo, me encantó la llegada de los “Power Rangers”, ante la insistencia de una programadora que confiaba en el producto, a pesar de las súplicas de allegados que deseaban evitarle un bochorno (ya sabemos cómo terminó eso). Por otro lado, esa historia no tiene nada que ver con Hasbro (a menos que sea para explicar cómo los niños se fueron alejando de los soldados para recurrir a adolescentes con poderes). Así hay otras ramas en el libro, y varios callejones que no llegan a desembocar en alguna salida.

Mi mayor queja es que el libro se dedica demasiado al drama de los gerentes y las reorganizaciones dentro de la compañía. Creo que el lector atraído por el título, busca conocer sobre los juguetes, sus variantes, sus grandes éxitos y muchos intentos fracasados; dudo que alguien lea este libro para conocer a ejecutivos y sus ansiedades por conservar el empleo.

Hay un punto interesante sobre la baja de popularidad de “G.I.Joe”. Cuando hacían estudios de mercado, encontraban que el espíritu patriótico ha ido descendiendo, y que la milicia le resulta indiferente a los niños; que el mundo imaginario de mutantes y superpoderes les apela mucho más. Si eso era el caso hace 25 años, imagínese ahora. Quizás “G.I. Joe” es cosa del pasado, y no nos hemos percatado.

Alexis Sebastián Méndez ©

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El G.I. Joe de mi niñez

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