Haciendo una rusa (gracia)

Libro: #45/48 (2024)

Título: Russia Dies Laughing

Editado por: Zhanna Dolgopolova

Publicación: 1982

En resumen: Una colección sobre los chistes que compartían los rusos durante los años de la Unión Soviética y la llamada Cortina de Hierro.

¿Por qué leí este libro?: Tengo curiosidad sobre el elemento unificador de los chistes a través del tiempo y las culturas, así como su función liberadora, sobre todo en ambientes en que se limita su libre expresión, bien sea por el Estado, o por presiones sociales.

El contenido: Unos doscientos chistes clasificados conforme el tema (ejemplo: chistes políticos, sobre la propaganda, la democracia, el sistema comunista, sus figuras históricas, y otros).

En algunos casos, se incluyen notas para explicar el contexto de muchos chistes (por ejemplo, en un caso que se hace un chiste sobre Yashkent, se explica que es una ciudad que sufrió un terremoto en 1966, y los primeros edificios en caer fueron los fabricados durante el período soviético)

 ¿Es bueno el libro?: Lo que puede esperarse de un libro de chistes: algunos buenos, muchos malos, y otros inentendibles (el humor depende mucho en conocer las referencias).

Algunos chistes:

“¿Escuchaste que al director de la fábrica de fósforos le otorgarán la medalla del Orden de Lenin?”

“¿Y eso por?”

“Un espía intentó incendiar una de nuestras fábricas de armamentos usando uno de nuestros fósforos, y no pudo.”

“¿Cómo es la relación con el gobierno soviético?”

“Como una esposa: en parte costumbre, parte es miedo, y deseando a Dios que fuese con una diferente”.

El Kremlin organiza una carrera entre Brezhnev y Nixon. Nixon llega primero a la meta. Al siguiente día, el comunicado del Tass (la agencia de noticias del gobierno soviético) indica que el camarada Brezhnev logró segundo lugar, mientras que Nixon llegó penúltimo.

Es interesante que el humor se repite en todo el mundo, solo con ajustes. Vean este chiste:

Un americano y un ruso discuten sobre quién tiene la mejor democracia.

“Tenemos democracia absoluta” asegura el americano “Si queremos, podemos ir a la Casa Blanca y gritar “¡Saquen a Nixon!”…”

“¡Ja!” responde el ruso “No veo que tiene eso de especial. Si quiero, yo puedo también llegar hasta el Kremlin y gritar “¡Saquen a Nixon!”…”

Ese chiste puede escucharlo con una variante usando a Castro y Carter en un disco de Álvarez Guedes.

Una piquiña que me dio mientras leía este libro publicado en Inglaterra, es que fuese mera propaganda. Busqué información sobre la editora y se graduó de una universidad en Rusia en 1971, y completó un doctorado en Australia a comienzos de los 80, que es cuando se publica esta colección (sugiriendo que abandonó su país en algún momento antes). El libro incluye también chistes que los soviéticos hacen sobre europeos y estadounidenses, lo cual me inclina a su verosimilitud.

Lo más interesante no son los chistes contra sus líderes o el sistema. Lo importante es notar la abundancia de chistes sobre esposas aburridas, amantes incompetentes, médicos cínicos, niños precoces, matrimonios frustrados, borrachines y otros, que demuestran que, por más que difiramos en política y por mucho que queramos deshumanizar al enemigo, todos somos iguales.

Alexis Sebastián Méndez ©

18 de agosto de 2024

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