Una crítica tímida a «DeBÍ TiRAR MáS FOTos»
CINE / crítica
ALEXIS Sebastián Méndez
Protagonistas: Jacobo Morales, Concho
Directores: Bad Bunny, Ari Manuel Cruz
Año: 2025
De qué trata: Cortometraje sobre un anciano solitario en un Puerto Rico transformado por el desplazamiento poblacional en el país.

Opinión: Resulta un tanto complicado opinar sobre los proyectos de Bad Bunny sin que haya una respuesta emocional tanto de sus fanáticos como de aquellos que resienten lo que consideran una fama inmerecida. La actitud hacia el artista lleva a muchos a aplaudirle hasta los estornudos, mientras que otros no han esperado a que se limpie la nariz para condenarle por el mal gusto de su resfriado.
Me siento confiado en hacer una evaluación justa del cortometraje que produjo, escribió y dirigió junto al cineasta Ari Manuel Cruz. Durante mis más de diez años como crítico de cine para Primera Hora, creo que pude sostener dicha reputación (que me causó asperezas con colegas de teatro, cuando no recurría a celebrar alguna producción local). Por otro lado, simpatizo con Bad Bunny aunque no disfruto su oferta como cantante y compositor. En otras palabras, no tengo –de entrada– ninguna bellaquera o repudio por él como artista.
Me he tardado en entrarle al cortometraje, así que de sopetón les dejaré saber que me gustó mucho el filme.
Puedo decirlo con certeza. He sido juez para festivales de cortometrajes y para el San Juan Cinemafest. He visto muchos cortos boricuas. Si “DeBÍ TiRAR MáS FOTos” hubiera participado en alguno de esos certámenes, lo hubiera escogido como mi predilecto.
El argumento: Un anciano (Jacobo Morales), en la soledad de su hogar, conversa con “Concho”, un amigo imaginario, que resulta ser un sapo concho vestido de traje. La presencia del personaje es simpática y visualmente “chula”, aunque creo que pudo habérsele sacado más en humor y en sus parlamentos (funciona más como una mascota parlanchina, que como un pedazo de consciencia del protagonista).
La acción gira en el viaje del protagonista a una panadería, y aquí vemos el futuro de Puerto Rico, en que los boricuas han ido abandonando la isla, mientras que estadounidenses se localizan cómodamente en el territorio. Primero se presenta durante la caminata hasta el negocio, y más dramáticamente cuando es atendido de manera casi corporativa en lo que era “una panadería de pueblo”.
La escena final nos presenta la conversación entre el anciano y Concho, en que discuten una de las ofertas de la panadería: Quesito sin queso (algo así como un Puerto Rico sin puertorriqueños). En un sueño nostálgico por recuperar el ambiente de la isla que recuerda, nuestro héroe fantasea con el voceteo. No creo que sea la mejor representación de nuestra cultura, y sospecho que no sería lo que extrañaría el anciano, pero no podemos despegarnos del género detrás de esta producción.
Encontré el cortometraje muy efectivo, sin necesidad de discursos, dejando que la historia hablase. Lo cierto es que vivimos un desplazamiento, donde se combinan las necesidades económicas de boricuas que recurren a abandonar la isla, y la llegada de ricos invitados por Fortuño y sus incentivos, millonarios de cripto-monedas e inversionistas de AirBnB. Vaya a Rincón y Dorado para que aprecie el fenómeno. Compran las propiedades a sobreprecio, subiendo los costos del mercado, haciéndolas cada vez más inalcanzable para los boricuas residentes. La película no menciona nada de esto, solo muestra un futuro en que parecemos los forajidos en nuestra propia tierra.
Quiero evitar entrar en las muchas controversias generadas por este ofrecimiento, pero quiero destacar el aprecio de Bad Bunny hacia la isla. Ya había comentado en mis redes, pero quiero repetir una observación que había compartido:
“Cuando visité México hace varios meses, me explicaron por qué estatuas como las de Diego Rivera y Jorge Negrete se encuentran a nivel del suelo en lugar de un pedestal en Guanajuato. Ambos hablaban despectivamente de lugar de origen, así que, aunque se les reconoce su fama artística, no son merecedores de la misma gloria que quienes se enorgullecen de su origen después del éxito. Por eso en Colombia, un taxista me habló maravillas de Juanes mientras despreciaba a Shakira”.
A lo que voy es que muchos artistas se alejan de sus raíces. Hay quienes juzgan que el patriotismo de Bad Bunny es un truco de mercadeo. Honestamente, considero esa propuesta muy débil. No creo que Roy Brown, Andrés Jiménez, Danny Rivera y otros artistas que aparecen en el Festival Claridad puedan decir que es muy lucrativo abrazar el orgullo patrio. Más debemos considerar el alcance internacional de Bad Bunny: No preparó un cortometraje para temas de Hollywood o los gustos de Cannes; su propuesta está dirigida a nosotros, que somos solo un puñado dentro de su fanaticada mundial.
En otras palabras: Si un día le hacen una estatua, sus retractores van a tenerla que tumbar de un pedestal bien alto.
Alexis Sebastián Méndez ©
9 de enero de 2025