Cuando el poeta es cuentista

Libro: #3/48 (2025)

Título: Ser joven otra vez como quien es invulnerable

Autor: Edgardo Nieves Mieles

Publicación: 2022

En resumen: Colección de cuentos por el poeta Edgardo Nieves Mieles.

Portada

¿Por qué leí este libro?: En mis lecturas siempre acomodo escritores del patio, y Edgardo Nieves Mieles es uno de los poetas más originales que tenemos, que mezcla la pasión, la violencia, lo surreal y el humor en inesperadas mezclas.

El contenido: El título completo del libro es “Ser joven otra vez como quien es invulnerable y otras impúdicas confesiones no aptas para mojigatos con problemas cardíacos”, lo cual ejemplifica el juego del autor con títulos intencionalmente agotadores (el prólogo se titula: “Con música de marimba y fuego de metralla te abismas feliz en tu burbuja de escarcha y ensueño”). De este modo tenemos cuentos llamados “Instrucciones para vencer a ese negro dragón que pretende asfixiarte con su cola de navajas” y “De cómo mi estrella recién cortada v también mojando sus puntas en otra estrella independiente sin más intimidad que la precisa”, y sobre otra docena más.

Menciono los títulos porque refleja la constante actitud de juego del autor tanto con sus lectores como las palabras.

¿Es bueno el libro?: Los libros escritos por poetas suelen tener mayor enfoque en las descripciones que establecer conflictos que necesiten resolución. Edgardo Nieves Mieles explota ese talento único de los poetas: Describir lo indescriptible, armar mundos alternos con las palabras, buscar una nueva manera de presentar lo conocido.

A pesar de su afán de retratar realidades, como parte de su juego, Edgardo Nieves Mieles suele colar la irreverencia y lo fantástico, con la misma naturalidad de un Adolfo Bioy Casares. De esta manera, conocemos a un hombre que atraviesa una transformación física, y una madre que se traga a su hijo molestoso de manera muy casual.

Abro el libro “a lo loco”, y escojo con plena confianza:

“Aquí fue cuando rescaté de mi memoria aquella ocasión en que presencié cómo, machete en mano, desde detrás de un mostrador en Guavate, un tipo enorme e hirsuto, con los ojos separados, como los de un novillo, seguía trozando el lechón para a ratos estrujarse las butifarras de sus dedos en la imagen de la monoestrellada que llevaba estampada en el mugroso delantal”.

Una escena rutinaria retratada con detalles y palabras, con el ojo asertivo de los poetas. Cualquier otra porción del libro me hubiera servido igualmente de valioso ejemplo.

Alexis Sebastián Méndez ©

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