El tema que todos detestan (yo no)

Aquí vamos de nuevo. El tema es la muerte.

Un amigo muy querido ha fallecido. Ya saben: La vida se nos va en cualquier momento, no dejes para después compartir con ese amigo, vive cada día como si fuera el último, abraza a ese ser querido y dile que lo quieres. Etcétera, etcétera.

Rodolfo “Rudy” Mazo y yo éramos compatibles en más de una forma. Éramos compañeros de trabajo, ambos teníamos ascendencia cubana, y compartíamos una ética laboral similar, aunque me divertía presenciar a alguien más impaciente y rabioso que yo. Pero, sobre todo, tenía esa característica que nos une a tantos en la vida: Un tremendo sentido de humor.

No voy a hablar de Rudy, ni de cuando estaba orgulloso con su carro nuevo, y mi amigo David Trabal y yo logramos meternos en el mismo, para que lo encontrara cocolizado (con bolitas de algodón en el cristal trasero, stickers de Jesucristo en las luces, dados de peluche en el espejo retrovisor, etc… El trabajo fue tan bueno que, cuando salimos a almorzar en su carro, el mismo Rudy le pasó por el lado sin reconocerlo). Tampoco de cuando intentamos sacar un anuncio en la prensa como candidato “write-in” durante año electoral (“Da con tu voto un trancazo… este noviembre vota por Rodolfo Mazo” … en esta historia está envuelto también David Trabal quien, al momento de escribir esto, no se ha muerto. Espero.)  Nada mencionaré de sus descargas de derecha, tan común en mis colegas cubanos (o descendientes de cubanos).

Voy a hablar de que la vida se nos va en cualquier momento, aunque casi nunca compartamos con ese amigo (la ironía es que, las verdaderas amistades, no necesitan compartir para conservarse), no vivamos cada día como si fuera el último (coño, eso sería un estado de nervios terrible), y no abracemos ese ser querido y le digamos que le queremos (porque puedes no hacerlo, y aun así adorar a esa persona, de la misma manera que existen quienes reparten “te quieros” a cualquiera, en lugar de hacerlo valioso limitándolo a un puñado de personas especiales).

No me tome a mal: todo lo anterior es importante, y hasta necesario. Los momentos con las amistades verdaderas, son instantes de felicidad compartida para ambos. Cuando decimos de vivir cada día como el último, no se trata de ignorar consecuencias o líneas de crédito, sino recordar que lo que no disfrutemos ahora, quizás nunca lo disfrutemos. En cuanto decir te quiero, abrazar, querer, amar… No puedo pensar en nada más rico para el cuerpo y el alma… y nunca es suficiente, siempre que sea, como digo, tratado como un tesoro digno de unos pocos.

El punto es que me encojona la muerte, y me fascina la muerte. Me encojona, porque me encanta estar vivo. También me encojona, porque hay gente que adoro, y detesto pensar que, inevitablemente, pasarán por ese momento. Me fascina la muerte porque es la que me brinda mayor fuerza de vida; Saber que esto es por tiempo limitado, me hace aprovechar el tiempo. Piense en cuando usted está de vacaciones en un país, la manera en que trata de disfrutar cada día al máximo, porque sabe que se va a acabar. Recordar que esto se acaba -peor, que no sabemos la fecha de “check out”- es lo que me empuja a vivirla a plenitud. Es a ese cariñoso miedo al que debo mis libros, mis obras teatrales, mis viajes, mis “te amo” y “te quiero y un chin más”. Me encanta la fucking vida, gracias a la fucking muerte.

Dicen, que al morir, vemos la vida pasar frente los ojos. Puede que sea falso, pero trato de vivir para ese momento. Quiero que mi película sea entretenida, divertida, interesante, llena de pasión y risas. Y aquí va otro aspecto positivo sobre la muerte: Podré en ese momento volver a compartir con mis amigos, disfrutar los “te quiero” brindados y recibidos y, más que nada, espero volver a ver cuando cocolizamos el carro de Rudy.

Vivan mucho, y no se me mueran. Los quiero, pero no tanto. Esos te quiero dorados los tengo para los que me alegraré de ver en mi película final.

Alexis Sebastián Méndez ©

5 Comments on “El tema que todos detestan (yo no)”

  1. Saludos Alexis:

    Sabrás que soy tu fan desde las primeras columnas de Primera Hora (tengo el volumen 1 de La Vida Misma en turno para leer en mis vacaciones navideñas) y todo, todo lo que publicas, lo leo. Unas cosas me encantan y me río un montón y otras, meh, están bien (que conste, son las menos). Me animo a escribirte porque me sorprendió que al comienzo de este comentario escribieras *»**ambos teníamos descendencia cubana»* cuando en realidad debería de decir *»ambos teníamos ascendencia cubana»*. Me atrevo a señalártelo porque sé que eres muy cuidadoso con tus escritos. Perdona la confianza pero sin haberte visto nunca personalmente, me parece que te conozco de toda la vida. De hecho, nota al calce, vivo aquí en tu barrio, Ext. Roosevelt y mi marido se graduó en La Merced, pero tú debes haber estado en escuela elemental.

    Bueno, mucho éxito siempre y continúa escribiendo que me entretiene muchísimo.

    ¡Hasta la próxima!

    *Griselle*

    *==========* *Griselle Lugo*

    *La que agarra fuertemente* *la cuerda de **la chiringa para * *poder bajarla.*

    Me gusta

Deja un comentario