Mujeres libres, estado islámico, y el verano de Ricky
Todavía existen países que, a esta altura, envían a las mujeres a tomar cursos para comportarse según se espera de su género, como si se tratase de conductores ebrios que necesitan ayuda.
Esto ocurrió el pasado mes de septiembre:
Mahsa Amini, de la región de Kurdistan, fue junto su familia de visita a Tehran, la capital de Irán. Allí fue detenida por la Policía de la Moral, por no cumplir con el código de vestimenta, que requiere a las mujeres vestir el hijab de manera adecuada: Debía cubrir todo su cabello, el cuello y los hombros.
Fue enviada a un centro de re-educación, donde –en circunstancia aún no claras– sufrió un “ataque cardiaco”, y llegó en coma al hospital. Tres días más tarde, la joven de tan solo 22 años de edad, falleció.
Entra aquí el Internet: Surgieron videos y fotos que mostraban marcas de golpes en su rostro, y sangrado por un oído.
Los iraníes dijeron: Basta.
Ahora, cientos de mujeres queman sus hijab, muchas hasta se cortan el cabello en protesta pública (el acto es también considerado una prueba de luto). Decenas de manifestaciones se han originado en todo el país, que han sido enfrentadas con violencia por el estado. Se estima que ya han muerto unas 150 personas en esta lucha, y al momento de escribir esto –tres semanas después del incidente– la indignación del pueblo iraní no cede.
Por qué los musulmanes (algunos) cubren a las mujeres
Comencemos aclarando la diferencia entre hijab y burqa. La primera ya fue descrita, y permite mostrar el rostro. El burqa es la versión extrema, en que las mujeres están cubiertas, excepto por sus ojos, haciéndolas parecer como si estuvieran asomándose por un buzón de tela.
¿De dónde surge esto dentro del Islam?
Lo primero es entender esto: que existan distintos tipos de cubierta, que no se exija en muchos países de mayoría islámica, y que se responda diferente a su uso, nos señala –correctamente– que esto se trata de un asunto de interpretaciones, tradición y sectas. Ya usted sabe cómo es esto con la religión.
Ninguna referencia en el Corán indica cómo las mujeres deben vestirse. Sí hay menciones del velo y cubrirse el rostro, aunque antiguamente estos eran prácticas de distinción social, no por restricciones moralistas.
Algunos musulmanes no se limitan al Corán, y adoptan muchas doctrinas de los escritos de Ibn Ishaq, considerado como el biógrafo oficial de Mahoma.
La historia, simplificada:
Mahoma estaba siendo visitado por el ángel Gabriel, y le preocupaba estar siendo engañado por el diablo. Su esposa Khadija ideó una prueba. En la siguiente visita del ángel, Khadija –vistiendo un velo– acompañó a Mahoma. Ella se sentó a Mahoma en cada una de sus piernas, y después en su falda. Con cada cambio, ella le preguntaba si aún veía el ánel. Mahoma le confirmó que así era.
Entonces Khadia se removió el velo, y el ángel desapareció.
La conclusión: El visitante no era un demonio. De aquí que se interprete que el rostro descubierto de una mujer, es capaz de ahuyentar hasta los ángeles.
El caso con el Estado Islámico
El nombre “Estado Islámico” lo dice: No hay separación de iglesia y estado. El gobierno fuerza que los ciudadanos se comporten conforme las enseñanzas religiosas. Dicho tipo de gobierno existe en Irán desde 1979, en la que muchas de las directrices están determinadas por un líder religioso al que se le conoce como “El Ayatollah”.
Como podemos imaginar, usando de referencia nuestra cercanía al cristianismo, el problema no está tanto en la espiritualidad de la religión, sino el uso de la misma para control sobre los demás, lo cual es mucho más reprochable cuando hay dependencia en la interpretación, y se ignora la libertad individual a creer algo diferente (o no creer).
Dentro de esta gama de actitudes de fe, tenemos los llamados extremistas: aquellos que toman de manera muy literal algunos pasajes (no todos, claro, sino los que convienen a sus posturas), que no lo limitan a opción personal, y que consideran cualquier punto de vista diferente como una agresión. Esto no solo lo vemos en la religión, pero evitaré desviarme.
Otra creencia de los extremistas, es la necesidad de un califa: un delegado de Mahoma que sea el líder de todo el mundo musulmán. Esto es una de las metas de ISIS, y por eso hay tanta lucha entre los mismos musulmanes: No solo consideran traidores a quienes no reconocen a Alá, sino a quienes no se sacrifican por alcanzar un califato.
Esa es la situación: Millones de musulmanes desean celebrar su religión, y convivir en paz con el resto del mundo. Un puñado (más grande y poderoso que lo deseado) practica su religión en el extremismo, con consecuencias que ya muchos conocemos.
En este caso, la opresión de la mujer.
Taparse la cara, el machismo y la libertad femenina
Para ilustrar el machismo en la práctica de cubrir el rostro de la mujer, vayamos a otro país: Nada menos que Israel.
Una secta dentro del judaísmo (les digo: en todas las religiones tenemos lo mismo) piensa que la mujer, cuando muestra parte del cuerpo, puede tentar al hombre a caer en pecado, bien sea por pensamiento, o por “forzar” ese pensamiento.
En otras palabras: La mujer es culpable, el hombre es la víctima.
Así que, las judías de esta secta, usan burqa.
El origen machista de esta práctica ha llevado a que se prohíba en muchos países. En algunos casos, ha sido porque se ha aprovechado para ataques terroristas (la república de Chad y Camerún, por ejemplo, prohibieron la cobertura de rostro en verano de 2015, en respuesta a ataques de “bombas suicidas”). En gran parte de Europa no se permite en lugares públicos, pero el caso de Francia fue sonado.
En un comienzo, se prohibió en escuelas públicas, pues se consideraba como simbolismo religioso, lo cual el gobierno laico no permite (tampoco puedes cargar crucifijos).
La controversia creció cuando se prohibió en la vida pública, porque era represión hacia la mujer.
Pero, ¿lo es en todos los casos? La libertad debe estar en que la mujer decida. ¿Qué tal si es su manera de querer enseñar su religión? ¿y si lo hace por tradición cultural? Puede usarlo porque le gusta, y ya. Concluir que ella no tiene capacidad de decidir es, irónicamente, una actitud machista.
Esto, por cierto, no se limita a los musulmanes o los hijad. En nuestra sociedad actual, es reprochado si una mujer acepta que el marido la mantenga, si ambiciona ser madre a tiempo completo, si disfruta ser ama de casa. Opresión es que esto sea expectativa social; pero también es opresión cuando se le juzga por aspirarlo.
En fin, si nuestra idea de libertad es coartar la libertad de otros, no somos diferentes a que quienes establecen una Policía de la Moral.
¿Por qué carajo metiste a Ricky en el título?
Ya voy. Qué impaciencia.
Tanto lo que está ocurriendo en Irán, como lo que ocurrió en el verano del 2019 en Puerto Rico, tienen algunos parecidos.
Esta no es la primera vez que se forman protestas en Irán, así como en Puerto Rico ya estábamos acostumbrados a las marchas y consignas. Lo que hace diferente este caso en Irán, es que antes se limitaba a unos grupos (por ejemplo, por dificultades económicas). En esta ocasión, las quejas vienen de todos los renglones de la sociedad iraní, pues todos, de una manera u otra, están afectados por la falta de libertad individual.
Esto fue lo distintivo del caso de Ricky: La indignación era compartida por distintos sectores. Por eso, aunque algunos querían tildar el esfuerzo como una patraña comunista, el deprimente contraataque no les funcionó.
¿Cómo está respondiendo el gobierno de Irán? Indica que todo es una conspiración de Estados Unidos y Europa (¿evidencia de esto?: cero). Ahora, ¿recuerdan cuando aquí trataron de hacer creer que las protestas eran financiadas por Venezuela? (suponemos que en venganza por haber escondido nuestro avión de ayuda alimenticia). Ya vemos que es un truco usual: intentar agrupar al pueblo contra un enemigo externo. No funcionó aquí, y no está funcionando en Irán.
Lo otro: no hay líder para las revueltas en Irán, como no había alguien dirigiendo lo que ocurría en Puerto Rico. Son protestas que surgen de manera orgánica en el pueblo, cuando descubrimos estar hastiados por lo mismo, y que estamos dispuestos a sacrificarnos por exigir un cambio. El gobierno, frustrado, no tiene con quien negociar.
Esto es la belleza que nos trae el Internet.
Por eso Irán cortó el servicio hace más de una semana, así como el acceso a aplicaciones como Whatapp.
¿Qué es lo próximo?
El pueblo iraní sigue exigiendo cambios, a pesar de la opresión. La indignación es mayor que el miedo: los maestros se han ido a huelga, las demostraciones siguen siendo enfrentadas con gases lacrimógenos. La desconexión de la redes, aparenta haber dificultado las manifestaciones, pero no ha bajado la rabia. Al contrario: solo refuerza el control que el estado quiere ejercer, y el repudio a las libertades básicas.
Si algo sacamos de Irán y del verano de Ricky, es la fortaleza que tienen las redes para unir. Por eso tantos se esfuerzan en crear división. Y como la información es poder, se ataca usando información falsa, para restarle valor a un argumento, para confundir, para restarle fuerza a la verdadera.
Aquí es que somos vulnerables: No cultivamos el escepticismo y el pensamiento crítico. Por lo menos, no nos tragamos algunos cuentos, como que las protestas eran financiadas por Venezuela.
Decía Josef Stalin: “Las ideas son más poderosas que las armas. Si no permitimos a nuestros enemigos tener armas, ¿por qué habríamos de dejarles tener ideas?”
En otras palabras: La mayor opresión es el desconocimiento.
Por eso es importante que compartamos puntos de vista en las redes, que nos instruyamos, y que no seamos cómplices de la información falsa. Tampoco debemos pretender acallar a otros. La libertad solo se logra con libertad. Hagámoslo por mantener nuestro poder por encima del gobierno, y por las mujeres de Irán y de todo el mundo.
Alexis Sebastián Méndez ©
6 de octubre de 2022


