Medio siglo de un clásico de la comedia
Blazing Saddles
Protagonistas: Cleavon Little, Gene Wilder, Madeline Khan, Harvey Korman
Director: Mel Brooks
Año: 1974
De qué trata: En los tiempos del Viejo Oeste, los habitantes de “Rock Ridge” son atormentados por unos bandoleros dispuestos a hacerles abandonar sus tierras. El asesor del gobernador es quien se encuentra detrás del plan, así que cuando los residentes piden un sheriff, coordina para que les envíen un negro, anticipando que el racismo desmoralizará a los habitantes.
Opinión: Resulta increíble que este filme cumpla este año medio siglo de existencia. La película sigue siendo referencia en la comedia, y en tiempos recientes dentro del tema de la sensibilidad en el humor: El propio Mel Brooks dice que hoy no le habrían dejado filmar “Blazing Saddles”.
Hace poco leí un libro sobre las controversias en el mundo del entretenimiento, y el autor continuamente escribe “N-word” en lugar de “nigger”, como si la mención del epíteto fuera un insulto, sin importar el contexto. Se habla mucho de los conservadores queriendo censurar libros, pero los liberales han pedido remover la excelente “Of Mice and Men” de las bibliotecas, por el uso del terrible vicable.
La realidad no tiene que ver con si nos gusta o no: Lo cierto es que es una palabra usada despectivamente (excepto cuando proviene de otro negro), pero si la mencionas como parte de una cita (como en el libro cobarde que leí), la expresas con intenciones de realismo callejero a los diálogos (algo que ha mantenido a Tarantino siempre bajo críticas) o para ilustrar las conductas racistas, como es el caso en “Blazing Saddles”, entonces debe entenderse.
Cleavon Little está perfecto como un esclavo liberado que, para escapar la horca, acepta ser sheriff para un pueblito. Convencido de que puede vencer los prejuicios, saluda a una simpática ancianita, quien le responde: “Up yours, nigger!”.
¿Es entonces racista “Blazing Saddles”?
La mera idea muestra ignorancia. Mel Brooks tiene aquí una comedia genial: parece increíblemente estúpida, pero es extremadamente inteligente. Lo que parece ser una parodia del cine del Viejo Oeste, es en realidad una burla al racismo (evidencia de las intenciones, es que Brooks incluyó a Richard Pryor como guionista).
Los negros en la película son inteligentes y superiores (el protagonista se comporta como una especie de “Bugs Bunny”, tanto que en una escena lo acompaña la melodía de los Looney Tunes), mientras que los racistas son presentados como ignorantes e idiotas. Para presentar el racismo, es importante usar el lenguaje que usaría un racista.
Hay una escena que ilustra las dificultades del racismo. Después de ganar la gratitud de los ciudadanos por liberarlos de la amenaza de un matón conocido como “Mongo” (capaz de noquear un caballo de un solo golpe), la dulce ancianita se disculpa por el insulto callejero, y le entrega un pastel como gratitud. La mujer parece haber vencido sus prejuicios, pero sigue víctima a las presiones sociales: A los pocos segundos regresa a pedirle al sheriff que no le diga a otros que le dirigió la palabra.
“Blazing Saddles” fue en su momento la comedia más taquillera en la historia del cine (combinada con “Young Frankestein”, que estrenó ese mismo año, llevó a Brooks a la inmortalidad). Su influencia se siente hasta hoy, pues la película popularizó el “humor vulgar” (contiene la primera escena con peos en la historia) y tiene uno de los desenlaces más irreverentes en la historia del cine, algo tan único que nadie ha pretendido imitarlo, pues la acusación de copiarse sería inmediata.
Volví a ver el filme, y no puedo negar que se siente el paso del tiempo. Hay algunas referencias que no reconozco y que deben haberse perdido tras todas estas décadas. También hay unas pausas que parecen marcadas para permitir las risas en el cine, algo ya en desuso. Aunque el número musical de Madeline Khan es divertido, es una distracción alargada, pero que ahora entendemos, pues después Brooks demostró su pasión por los musicales.
Pero es mucho lo que aún funciona, después de cinco décadas. La mano más rápida del Oeste, cortesía de Gene Wilder (“Mi nombre es Jim, pero casi todos me llaman… Jim”), la bestialidad de “Mongo”, y el desenlace (surreal y absurdo), entre muchas otras ideas descabelladas, me hacen reír siempre.
Esta sigue siendo una de las mejores comedias que se ha filmado. Si hay algo que aún podemos aprender de “Blazing Saddles”, es que los prejuicios son idiotas, así como es idiota restringir el lenguaje sin consideraciones de contexto.
Alexis Sebastián Méndez ©



Alexis tu crítica es así que acertada. Gracias por recordarnos la maravilla de esta película.
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definitivamente está película es una excelente representación del humor negro que caracteriza a mel brooks y aunque yo no creo que sea una película racista definitivamente hoy en día con la generación de cristal, excelente review de un gran clásico!
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