Los conflictos de «Juror #2»
CINE / crítica
ALEXIS Sebastián Méndez
Juror #2
Protagonistas: Nicholas Hoult, Toni Colette, J.K. Simmons, Donald Sutherland
Director: Clint Eastwood
Año: 2024
De qué trata: Un miembro del jurado de un asesinato descubre que el acusado es inocente. El culpable: Él mismo, quien había impactado con su auto a la víctima, pero hasta entonces creía que se trataba de un animal en la carretera.

Opinión: Voy a comenzar con ese mortificante cliché que muchos detestan: “ya no hacen películas como ésta”. Con esto me refiero a personajes que actúan como gente real, donde se explota los elementos de actuación y libreto, en lugar de la sobreestimulación sensorial. En este caso, me refiero a algo.
Una película puede depender de los elementos básicos ya mencionados, y resultar latosa (el cine “malo” no es una invención del cine contemporáneo, y está presente en todas las épocas), Lo que eleva a una película es su capacidad de estimular el pensamiento. En la mayoría de las películas, los amigos salen de la sala a discutir sus escenas favoritas. En el cine al que me refiero, discuten sobre qué hubieran hecho en esa situación.
Este es el tipo de cine que es “Juror #2”, filme que sirve –supuestamente– como cierre a la carrera de director de Clint Eastwood, quien demuestra a sus 94 años, que, por fortuna, la capacidad de buen narrador puede llevarse hasta el ocaso de la vida.
El conflicto es el siguiente: ¿Qué es justicia? ¿Qué pague un inocente que es mal ciudadano, o el culpable que es buena persona, pero sufrió un accidente? ¿O depende de las consecuencias para cada uno? ¿En que momento tu pasado deja de ser carga si ya te has reformado? ¿Nuestro sentido de justicia depende en cuánto nos afecte o beneficie un resultado?
Todo esto es expuesto a través del culpable, quien lleva una enorme carga en consciencia, pero también a través de la fiscal, quien comienza a sospechar de su equivocación, pero una corrección tardía destruiría su carrera y ambiciones políticas. Estos dos personajes no son presentados como “buenos” o “malos” del cine simplista, sino como personas que quieren hacer lo correcto, pero sin coste personal, como la gente real.

La película incluye elementos que ya se han tocado en otros filmes sobre la justicia, en particular en “Twelve Angry Men”, cuando presenciamos factores como los prejuicios personales o “quiero ya salir de esto” son parte de los criterios de un jurado para un veredicto. Aunque no se esté exponiendo nada nuevo en esto, las escenas cumplen la función de mantener el drama vivo.

Puede ver la película en “streaming” por Max (y supongo que por alquiler en otras plataformas). Altamente recomendada.
Alexis Sebastián Méndez ©
5 de enero de 2024